Ficción para un mundo postapocalíptico

El escritor y guionista David Pascual comparte sus reflexiones tras su paso por Diálogos Cañada Blanch
23/03/2022

Sólo representamos obras de Shakespeare. El mundo puede haberse ido al infierno, pero eso no tiene nada que ver con lo que nosotros hacemos.

(Station Eleven)

 

¿Dónde termina la realidad y comienza la ficción? O, mejor aún, planteémoslo a la inversa: ¿Cuál es el punto fronterizo en el que la ficción pasa a ser un ejercicio realista?

 

¿Existe esta diferenciación? ¿Es posible al menos?

 

¿Somos las personas capaces de contar sin reimaginar, sin fantasear?

 

Todo recuerdo es reconstrucción igual que toda crónica es decisión: la decisión de posicionar el foco en un lugar y no en otro. La decisión, por tanto, de mantener partes en la sombra por encima de otras partes.

 

Al igual que el fotógrafo de guerra es consciente de qué deja fuera del encuadre, el escritor, el creador en general, decide también cuál es la realidad que retrata y debe ser consistente con la decisión que toma.

 

Porque toda decisión genera lectura y las lecturas se construyen sobre qué iluminamos y que dejamos en las sombras.

 

¿O no?

 

Escribir es manipular. Historiar también es manipular. Una de las primeras preguntas que le formulé a Nuria Pérez durante nuestra charla en la Fundación Cañada Blanch fue si pensaba que su podcast, El Gabinete de curiosidades, un programa que crea derivas sobre hechos históricos y sociales, tenía algo de ficción, de fábula. Ella respondió rápidamente que sí, que por supuesto, contar es ficcionar.

 

Nanetti, el protagonista de La canción de NOF4 de Raúl Quinto, escribe, (en realidad grava), sobre el muro del psiquiátrico en el que estuvo encerrado durante años un libro incomprensible. Fabula. Nos cuenta una historia que puede ser la suya o podría ser otra cosa. Raúl nos cuenta su historia, o fabula sobre ella, para ofrecernos un libro que trata sobre la locura, pero también sobre el acto de escribir, sobre la necesidad de crear y de dejar constancia para ordenar el mundo, para existir.

 

 

Raúl Quinto y Nuria Pérez

 

 

Y esas son probablemente algunas de las grandes cuestiones que abordan ambas propuestas, aunque no sean, ni mucho menos, las únicas:

 

¿Es lícito hacer ficción manipulando la historia, y por tanto, la identidad de los otros?

 

¿Se puede hacer ficción de otra manera?

 

Y una cuestión más:

 

En la serie de HBO Station Eleven, un grupo de supervivientes de una pandemia mundial, se dedican a recorrer los escasos asentamientos que quedan para representar obras de Shakespeare. El mundo se ha ido al infierno y ellos preparan y muestran sus obras: componen la música, se cosen trajes con basura, preparan los textos, que a veces son más clásicos y otras más contemporáneos. Parece absurdo, ¿verdad? pero tiene que ver con una pregunta realmente importante: ¿Qué nos hace humanos? ¿A qué podemos agarrarnos cuando no podemos agarrarnos a nada? La necesidad de producir y consumir cultura es sin duda uno de nuestros clavos preferidos. El mundo se acaba, perdemos a nuestros seres queridos,  ¿y entonces qué hacemos? Producimos cultura. Es decir. Contamos historias.

 

Porque al final todo esto va de algo tan simple como eso: De contar historias.

 

 

David Pascual entrevista a Raúl Quinto y Nuria Pérez en Diálogos Cañada Blanch 

 

 

 

 

David Pascual

Escritor y guionista.

 

Fotografías por ©Romina Lencina y ©Luis Orlando (Festival Vociferio)