Este año, las niñas amarillas hemos organizado la manifestación para la prevención del suicidio, la cuarta que se convoca en España. ¿Sabías que hay efemérides? Cada 10 de septiembre, desde 2003, se realizan acciones globalmente para concienciar sobre la importancia de tomar medidas para prevenir esta realidad que afecta a millones de personas.
Le llamamos La Marcha Amarilla. Amarillo esperanza. Desde Valencia, y con ayuda de muchas entidades, invitamos a todo el mundo a acudir a Madrid y vestirla de amarillo. De amarillo y negro, de hecho, cual abejas Maya que polinizan la prevención. ¡Y lo conseguimos! 300 personas nos reunimos en la Plaza Murillo y caminamos, junto a quienes ya no están, hasta la Puerta del Sol, donde nos fundimos en un abrazo colectivo.
“Manos arriba, corazones fuertes,
juntas prevenimos muertes”
Hubo algo más allá de la reivindicación de un Plan Nacional de Prevención del Suicidio, ya. Hubo un compromiso nacional representado por los nueve sectores implicados en la prevención y la sociedad. Entre todas las personas, creamos una energía de unión, un canto a la vida, nos convertimos en aquellos tres seres que le cantan a Papageno, en La flauta mágica de Mozart, y consiguen que se quede entre los vivos.
La manifestación hizo pública una nueva narrativa que va cogiendo fuerza: hablar previene, y la sociedad está cada día más dispuesta a escuchar sin juzgar.
Es muy doloroso que se simplifique la vida de un ser querido al momento de su muerte y que el tabú social te impida hablar de él. Por eso, que esta nueva narrativa permita a las personas supervivientes de la muerte por suicidio de un ser querido poder hablar de ellos, poder gritar sus nombres, y recibir apoyo social, es tan fundamental. Porque les permite poder generar nuevos recuerdos.
“Por mi hermano”. “Sergio, va por ti”. “Por mi padre”.
“Mi abuela no era una cifra. Era mi abuela”.
"Por Juanjo, Rubén, Sara, Isabel…"
El cierre fue algo inusual para una manifestación. Queríamos crear una cadena de prevención que simbolizara la fuerza de la unión y la necesidad de una respuesta multidisciplinar ante el suicidio. Así que creamos una performance que consistió en una cuerda amarilla a la que se fueron sumando los distintos representantes de cada sector social implicado.
Comenzó María de Quesada, como portavoz de las organizadoras y representante de los medios de comunicación, y dio paso a Jenifer Humanes, portavoz de la iniciativa Hagamos un Plan, quien leyó el manifiesto. José Miguel García Rivas, del Teléfono de la Esperanza, representó al Tercer sector. Sergio Tubío Rey, de Bomberos de Madrid, representó a las Fuerzas de Seguridad y Emergencias. Pablo R. Coca, de Occimorons, al sector de la Cultura. Natalia Rodríguez Robles, psicóloga y orientadora, a Sanidad. Alejandro de la Torre, profesor universitario, a Educación. Ángela Carbonell, trabajadora social, al área de Servicios Sociales. Y cerró la cadena, Maite Moreno, de Ubuntu, quien representó a los supervivientes de la muerte por suicidio de un ser querido.
“Vales
mucho más de lo que piensas,
las heridas y caídas
no definen la persona
son consejos de la vida.”
Como era la primera vez que organizábamos una manifestación, nos llegó tarde la idea de conseguir una banda de música valenciana… y la magia digital hizo que apareciera en nuestras vidas Guille Esteban, @estenezmusic, y su último sencillo 024. Su improvisación nos regaló un abrazo colectivo, y creamos un espacio seguro donde compartir lágrimas y sonrisas. En ese instante, ratificamos que la verdadera fuerza reside en la conexión humana, en la capacidad de empatizar y de apoyarnos mutuamente.
La Marcha Amarilla fue el inicio de una nueva primavera, la del septiembre amarillo, y sentimos como el polen pulula por el aire acercando a más personas que el suicidio se puede prevenir. Todas somos agentes de cambio y somos capaces de transformar nuestro entorno. Por eso, inicia la conversación, o llama al 024, practica el voluntariado o ábrete a tu profe, busca un grupo de ayuda mutua, y quédate.
Cristina Martínez Vallier es periodista y socia cofundadora de La Niña Amarilla, asociación valenciana para la prevención del suicidio desde la comunicación.
Ilustración: Estudio Eurisco.
Más información: Un mundo más amarillo